La libertad y el existencialismo

¿Qué pasaría si os dijese que un preso puede ser más libre dentro de su celda que el carcelero que lo guarda? La respuesta más intuitiva probablemente sería la de echarse a reír y negarlo, pero lo cierto es que algunos filósofos no estarían de acuerdo con vosotros.

El existencialismo es una corriente filosófica que estaría de acuerdo con que un preso es libre dentro de una celda e incluso podría ser más libre que el que guarda que no se escape.

Esta corriente filosófica cuyo máximo exponente es Jean – Paul Sartre parte de la premisa de que Dios no existe, y que por lo tanto el ser humano puede hacerse a sí mismo como quiera sin que haya nada por encima que lo condicione. Esto para el existencialismo es sinónimo de libertad. La libertad para esta corriente es algo intrínseco del ser humano es decir, no podemos dejar de ser libres porque incluso dejar de serlo sería una elección nuestra. Desde este punto de vista el preso solo dejaría de ser libre si él así lo elige osease, si se rinde ante sus barrotes, pero si decide seguir luchando seguirá siendo libre.

Cuando hablo de este tema, siempre suelo poner el ejemplo de V de vendetta, en el que Evey es apresada por V haciéndole creer que había sido capturada por el gobierno. La encierra y la tortura pidiéndole constantemente que le revelase dónde se escondía el “terrorista” V. Esta chica en ningún momento dejo de ser libre bajo el existencialismo porque eligió no cooperar y, pese a la tortura, el encierro o la comida que ni las ratas querían, decidió no rendirse. Ante este símbolo de dignidad fue liberada y V le reveló que en realidad había sido una prueba.

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Pero cuidado, porque este concepto de libertad para el existencialismo implica responsabilidades. No estamos hablando de la muerte de la moral como Nietzsche había proclamado, sino que entre estas responsabilidades estaría luchar contra la injusticia entre otras muchas.

Salvador de Madariaga en su libro España contaba una anécdota preciosa sobre la responsabilidad de ser libres y las obligaciones que esto implica. En la España de los años 30 en época de elecciones se acerca un capataz a la plaza del pueblo y quiere dar unas monedas a unos jornaleros que están allí reunidos para que voten por su patrón en las elecciones, y uno de ellos toma las monedas y se las tira a los pies del capataz y le dice “en mi hambre mando yo”.

Esto no solo es ejemplo de dignidad, sino que también es ejemplo de compromiso con la libertad porque como mínimo, debemos de ser consciente de las injusticias, tener un pensamiento propio, practicar la rebeldía y rechazo ante la opresión y comprometernos con el desfavorecido.

Para Sartre y el existencialismo lo único que no nos pueden quitar, es la libertad.

About Adrian Moros (90 Articles)
Estudiante de filosofía y eterno aprendiz de mi mismo. Redactor, escritor, creador y soñador empedernido.

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