La filosofía de la conquista en América
Cuando los europeos pisaron por primera vez –con el permiso de los vikingos- el continente americano, en el siglo XV, se empezaron a gestar una serie de pensamientos que acompañaron a la colonización y que sirvieron de armazón ideológico para justificar la esclavitud y las masacres que se produjeron en el continente.
Este hecho no solo les sirvió de justificación a muchos pensadores para verse a sí mismos como seres superiores al resto, sino que también creían tener la autoridad moral y religiosa para poder imponer su visión y su cultura europea a las civilizaciones indígenas de la zona.
Juan Ginés de Sepúlveda
Uno de los máximos exponentes de este pensamiento es Juan Ginés de Sepúlveda (1490 – 1572). Sepúlveda era gran admirador de Aristóteles lo que le llevó a traducir su obra política. En esta obra el pensador hizo una defensa directa a la esclavitud, “hay hombres nacidos para obedecer y otros para mandar” y también justificó la colonización helénica al resto de civilizaciones a las que se les consideraba inferiores. Esta visión helenocéntrica y racista, Sepúlveda la intentó extrapolar a la realidad del continente americano con cierto éxito.

La intención de Sepúlveda era demostrar que los indígenas eran seres inferiores a los europeos, consiguiendo así la construcción intelectual necesaria para justificar y defender la subordinación y esclavitud de los pueblos indios.
Según su visión esta inferioridad se pone de manifiesto en dos puntos: su “torpeza de entendimiento” y sus “costumbres inhumanas”. Además, añadió la falta de escritura, historia, leyes escritas o sacrificios humanos para sostener que son seres “irracionales” e “inhumanos”.
Aunque hubo pensadores como Francisco de Vitoria o Bartolomé de las Casas que cuestionaron a Sepúlveda sobre la falta de racionalidad de los indios, ninguno de estos pensadores pusieron en cuestión la premisa sobre la que se construyó este marco conceptual aristotélico “lo inferior debe estar subordinado a lo superior” o dicho de otra forma, no se rebatió la existencia de la esclavitud.
Francisco de Vitoria
Siguiendo con Francisco de Vitoria (1483- 1546) pensador y fraile dominico, defendió la existencia de guerras justas. Para Vitoria bastaba con una ofensa para poder justificar moralmente una guerra de conquista. El conquistador podía dar muerte durante o después del conflicto, esclavizar, saquear bienes, deponer gobernantes sustituyéndolos por otros del conquistador o incluso imponer un tributo. Todo esto estuvo justificado porque se consideraba como un castigo o represalia por la injuria del conquistado.
A los colonos, Vitoria les otorgó cuatro derechos fundamentales: El primero de ellos alude al derecho de recorrer libremente los territorios de los indios (llamados bárbaros por Vitoria) y permanecer en ellos si lo deseaban. El segundo, el de poder comerciar con los locales. El tercero, el derecho de participar de los bienes comunes de los nativos, es decir, si estos tenían algún bien público los colonos también podían hacer uso de él. Y cuarto, el derecho de ciudadanía, tenían derecho a ser tratados y aceptados como gente propia del territorio.
Para Vitoria estos cuatro derechos debían ejercerse sin hacer daño a la población local, de lo contrario estos perdían su validez. Los indios no podían negar a ningún colono estos derechos porque sería considerado como una ofensa o agravio y podría justificarse así una guerra contra ellos.

La llamada filosofía de la conquista fue una herramienta de pensamiento que los europeos, y en este caso en particular los españoles, se dieron a sí mismos para justificar la imposición de su cultura o su religión a los territorios conquistados. En un mundo en el que la religión y lo moral lo arbitraba todo, era necesario poder revestir de moralidad la esclavitud y la conquista. Muchos de estos pensadores fueron influenciados del pensamiento aristotélico que compartía muchas de las características del pensamiento colonial moderno.
Por Adrián Moros (@adrixtercio)
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