La filosofía en el ecofeminismo
El ecofeminismo, de acuerdo con Yayo Herrero, es una práctica que nace en la década de los setenta del siglo pasado y se caracteriza por realizar una crítica frontal al sistema dominante poniendo en diálogo al feminismo y al ecologismo. Yayo Herrero es sin duda una de las referentes del ecofeminismo de habla hispana. Antropóloga, ingeniera, profesora y activista, ha escrito artículos como Menos para vivir mejor (2010), publicado en Ecologistas en acción o más reciente Ecologismo: una cuestión de límites (2016), publicado en la revista Encrucijadas.

Herrero critica que Occidente haya construido un modelo de sociedad que se ha desligado y silenciado de todo aquello que es fundamental para sostener materialmente la vida humana. Somos seres sociales encarnados en cuerpos vulnerables que deben ser constantemente cuidados y la tarea de los cuidados se ha relegado casi exclusivamente a las mujeres y se ha reservado al espacio privado de los hogares.
Por otro lado, el planeta, que sin duda es otro pilar imprescindible para el sustento de la vida humana, está siendo gravemente dañado por un sistema económico que plantea el crecimiento infinito en un mundo que tiene límites y recursos finitos. Estos dos hechos han llevado a la antropóloga a defender que nuestras sociedades han declarado la guerra a la vida atacando a dos de los pilares fundamentales que nos mantienen vivos. El ecosistema y los cuidados.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
La ciencia modernista ha introducido un concepto dualista de opuestos en nuestras sociedades. Ha separado y ha generado opuestos entre mente y cuerpo o naturaleza y cultura. Este pensamiento lo inaugura Platón cuando separa y jerarquiza el mundo físico y el mundo de las ideas, siendo este último el protagonista de su epistemología.
Más recientemente este pensamiento dualista lo encontramos en Descartes, a través de su res cógitas (la razón) y la res extensa (la naturaleza). Descartes automatiza la naturaleza, es decir, reduce su complejidad a una mera máquina inerte que actúa en base a unas normas fijas y preestablecidas. La ciencia moderna busca conocer esas normas fijas para prever el comportamiento natural y poder así dominarlo. Esto es lo que se conoce como ciencia mecanicista. Desde este momento el ser humano dejará de verse como parte de la naturaleza y se verá como ajeno a ella, no sometido por sus leyes.
Siguiendo la estela dualista, la cultura será el nuevo espacio donde el ser humano vivirá y desarrollará su razón y se convertirá en el opuesto a la naturaleza.

Este pensamiento también jerarquizará al ser humano. Por un lado la mente queda por encima del cuerpo ya que esta es el feudo de la razón y el cuerpo es la parte de nosotros ligada a la naturaleza, a la que la razón ha liberado de sus ataduras, por otro lado, en sociedades patriarcales también este pensamiento ha servido como excusa para situar al hombre por encima de la mujer porque la mujer será vinculada por sus ciclos biológicos (parir, menstruar, amamantar) con la naturaleza y marginada y silenciada de aquellos espacios donde se practica la razón como los espacios culturales y educativos que serán dominados por hombres.
Esta ciencia mecanicista ha sido discutida y refutada por la ciencia. La mecánica cuántica ha demostrado que las relaciones de los objetos no siempre son por causa y efecto como defiende el mecanicismo, sino que también se relacionan de forma no lineal y sinérgica. También la ecología ha respondido a esta ciencia defendiendo que la naturaleza es una estructura auto organizada. Kaufmann filósofo y matemático dijo en este sentido que la naturaleza es una relación entre estructura y sorpresa. Hay componentes de imprevisibilidad en el mundo natural que hacen imposible medirla o tenerla en cuenta como un mero mecanismo de reloj.
¿Qué soluciones plantea el Ecofeminismo?
Es necesario, plantear modelos económicos que sean conscientes de los límites físicos del planeta y que por lo tanto se centren en satisfacer necesidades básicas, con el fin de mejorar la vida de las personas todo lo que se pueda. Para llegar a esto, Yayo Herrero cree que es imprescindible volver a situar al ser humano como parte de la naturaleza, asumiendo nuestra eco dependencia con ella y dejar de mirar a la naturaleza como si fuéramos ajena a ella.

Yayo Herrero plantea tres preguntas que podrían cambiar el sistema económico a uno más socialmente responsable y ecológico, ¿qué necesidades hay que satisfacer para todos y todas? ¿qué hace falta producir para satisfacer esas necesidades? Y la tercera, ¿cuáles son los trabajos socialmente necesarios para ello?
También hacen falta desarrollar políticas de territorio para ver qué se puede producir en cada sitio y, políticas ligadas al tiempo de las personas, en especial a la reorganización del tiempo de trabajo, repartir mejor los trabajos y tener en cuenta a los cuidados como un trabajo más con derecho a remuneración junto a un reparto más equitativo de la riqueza.
Por Adrián Moros (@adrixtercio)
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