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Walid Aidoud: «El placer de proyectar en un cine improvisado y conectar con la gente nómada es muy especial»

Walid Aidoud, artista argelino y Coordinador del estudio Box24 de Argel

El camino que tomó Argelia tras su independencia de Francia ahondó por una economía basada en la exportación de gas y petróleo. El turismo nunca ha sido una preocupación en el país que ha preferido mantenerse fuerte de puertas para dentro, todavía más tras la guerra civil que sacudió al país. En el ámbito cultural, a excepción de la excepcional película La batalla de Argel, apenas se llega a conocer la actividad de los artistas argelinos.

En el centro de la capital argelina, en el primer piso de un antiguo edificio colonial, se encuentra el estudio Box24, un lugar de encuentro de artistas, fotógrafos y visitantes. El proyecto que empezó a dar sus primeros pasos en 2008, se ha ganado un sitio en la ciudad y al otro lado del Mediterráneo. Walid Aidoud, es el Coordinador del proyecto y un referente por su trabajo en más proyectos como el ArtTifariti.

– ¿Por qué apenas conocemos referentes culturales de Argelia?

– Son demasiados elementos en la mesa. Partimos del mayor hándicap, que es el desconocimiento de puertas para afuera hacia aquí y lo mismo desde puertas para adentro. La guerra civil y el miedo por el yihadismo, además del tipo de vida y economía argelina muy basada en lo de aquí primero, ha provocado que incluso los propios argelinos no se preocupasen en venderse o abrirse al extranjero. Aunque a la vez, ese factor es el que nos diferencia de nuestros vecinos como Marruecos o Túnez.

– ¿Y cómo es esa cultura peculiar de Argelia?

– Sin duda, lo más preciado es que sigue siendo una cultura intacta, virgen. Para nosotros no es un problema no tener un Museo referente como el Reína Sofia, porque nuestra mejor baza es seguir teniendo una Casbah laberíntica, que no está hecha para turistas.

– Aun así, con toda esa gran cultura popular ¿Cómo fue lanzarse hacía el arte moderno en Argel?

– Empezamos el proyecto en 2008. Algunos graduados en Bellas Artes nos lo propusimos, independientemente de hasta dónde pudieran llegar nuestras obras, tener un espacio como el que tenemos hoy, dónde poder acoger a gente de fuera y servir de encuentro especialmente para los jóvenes argelinos que empiezan en esto. Quizás lo mejor, es que no había un rumbo o una línea a seguir preconcebida, lo que nos ha permitido crecer siendo mucho más libres.

– En ese rumbo sin marcar, ¿hay espacio para trasgredir en temas delicados como la política con libertad?

– Sí, siempre, aunque queda mucho por hacer. Muchos trabajos durante estos diez años han sido dedicados a cómo nos vemos como argelinos y cuál es nuestro lugar. Al intentar conectar nuevas formas, con gente que tiene muy arraigada la tradición y con el trauma de la guerra civil es complicado, aun así, hemos hablado de política para mal y para bien, por ejemplo, de ser un país que en su Constitución declara que sus tropas nunca pasarán las fronteras argelinas para combatir.

Walid Aidoud,con el libro «Construyendo Tierra libre»

– Hemos hablado ya de la visión que tenemos de Argelia, ¿Cómo ves hoy a Europa?

– Artísticamente es increíble. Para mí cada vez que estoy en Barcelona, París o Berlín es una oportunidad para aprender y los colegas de allí se interesan mucho por nuestro trabajo. Socialmente, como muchas personas de aquí, cuando llegan las noticias de argelinos que trabajan allí y tienen que soportar miserias o racismo, eso cala hondo y todos hemos vivido alguna vez situaciones racistas que nos revuelven.

– ¿Cuáles son los próximos proyectos en los que estáis trabajando?

– El principal ahora mismo, es ArtTifariti, que se lleva a cabo cada año en el desierto del Sáhara en la localidad de Tifariti. El arte no solo se disfruta en grandes urbes. El placer de proyectar en un cine improvisado en medio de la noche estrellada del desierto o conectar con la gente nómada es muy especial.

Por Jesús Guerra (@LasPurnas)

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