La Hermenéutica, el arte de interpretar
La palabra hermenéutica etimológicamente hace referencia al arte de expresar o interpretar, esto es, al hacer comprensible un sentido, el sentido de lo que se dice, lo otro o lo que se manifiesta en la expresión. Su puesta en práctica comenzó en la Antigüedad con la interpretación de los mitos, la cual consistía en buscar más allá del sentido literal de las palabras para encontrar, quizás, algo más profundo. De una manera parecida se entiende la hermenéutica durante la Edad Media, pues fue considerada el arte de interpretar textos como la Biblia, siendo el intérprete mediador entre el texto y el mensaje de Dios en él transmitido.
El filósofo Hans – Georg Gadamer ha sido considerado como el principal representante de esta corriente filosófica contemporánea a través de su gran obra Verdad y método. Uno de sus rasgos principales de esta corriente consiste en que, mientras las ciencias naturales se dedican a explicar la realidad, las ciencias humanas la comprenden. A continuación, para mostrar algún aspecto del significado del comprender en las ciencias humanas, me gustaría desarrollar el concepto «fusión de horizontes», que el mismo Gadamer acuña, quien lo define en relación con la actividad del historiador. Así, la comprensión en el saber histórico es posible cuando el historiador interpreta la tradición (las fuentes) a partir de preguntas que él mismo se hace desde su presente. De esta manera, anticipa una totalidad de sentido que será transmitida históricamente y sometida a revisión por la propia tradición, pues, al estar mediada por su recepción, se transforma a sí misma en cada nueva interpretación. Con esta idea, Gadamer refleja la finitud del conocimiento humano ya que el proceso de comprensión nunca se agotará definitivamente. Nuestro conocimiento, en tanto que finito, es también de carácter provisional, falible, abierto a su puesta en cuestión y corrección; pero también siempre orientado hacia un sentido compartido.
Por lo tanto, la comprensión en el saber histórico sólo es posible en una mediación entre presente y pasado, acción a la que Gadamer denomina «fusión de horizontes». El historiador ha de mantener entonces un «diálogo» con la tradición, ha de dejarse interpelar por ella para mantener viva su transmisión.
Por Dafne Murillo Barqa
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