Filosofía y robótica

En el futuro probablemente nos tendremos que enfrentar a la idea de que no seremos los únicos seres con cierta complejidad de pensamiento. Es muy probable que en el futuro podamos tener un amigo o pareja robot. Puede que a nuestros animales los paseen seres de tejido sintético o que los médicos del futuro no salgan de las universidades, sino de las fábricas de programación.

Frente a esta nueva realidad, probablemente aparezcan 3 grandes posicionamientos hacia los robots. El primer posicionamiento sería de los que quieran colaborar de tú a tú con ellos, es decir de igual a igual, ya que creerán que juntos podremos mejorara el bienestar de humanos y robots. Un en segundo grupo estarían los que los rechacen por miedos y prejuicios (muchos de ellos inculcados a través de películas o novelas) que teman rebeliones y guerras totales entre humanos y robots y defiendan el tan temido “ataque preventivo” y  por último en un tercer grupo estarían los que vean a los humanoides como los nuevos esclavos del S. XXI.

Apartadas estas suposiciones, lo cierto es que la filosofía es nuestra manifestación más clara de que queremos conocer, aprender y que tenemos curiosidad por el mundo que nos rodea. La filosofía es la sistematización de nuestra curiosidad, que busca pautas de análisis. Nos alejamos del mito y buscamos conocer la realidad desde sus mismas entrañas. No es raro pues, ver a filósofos como Hurbert Dreyfus sentando las bases de lo que fueron los primeros pasos hacia una inteligencia artificial allá por los años noventa.

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Para poder desarrollar máquinas con inteligencia primero debemos saber qué es la inteligencia y como funciona. Dreyfus ve en el pensamiento de Descartes la respuesta perfecta. Nuestra mente opera por medio de la representación. A cada objeto le asignamos una imagen mental, no necesitamos por ejemplo estar delante de un árbol para poder hablar de él. Nuestra mente toma unas características que las hacemos universales a todos los árboles y aquellos objetos que las cumplan serán considerados árboles para nuestra mente. ¿Qué hace característico a un árbol? Sus hojas, ramas o troncos entre otras. Esta capacidad nos permite poder hacer planes porque no necesitamos tener enfrente de nosotros los objetos para pensar en ellos, nos permite ir más allá del presente. La idea sería dotar a las máquinas con esta capacidad para conseguir que puedan realizar planificación que trascienda (vaya más allá) de su entorno más inmediato. Esta capacidad sumada a la de Hobbes que creía que la mente humana operaba a través de un conjunto finito y ordenado de operaciones lógicas sobre ciertos elementos que daría a la máquina la capacidad de analizar dejaría el problema anclado solo a un aspecto técnico.

Este planteamiento tras años de investigación se estanca y John Searle profesor de filosofía en la universidad de California, rebate el hecho de que las máquinas consigan inteligencia solo dotándole de capacidad para trabajar con símbolos a través de lenguajes formales si no es capaz de entender dichos símbolos y lo que representan. De acuerdo a Dairon Rodríguez Ramírez y  Bruno Lara Guzmán autores de Una historia sobre robótica, inteligencia artificial y filosofía, existe una división a partir de este punto entre Inteligencia artificial clásica representada por Dreyfus entre otros y la nueva inteligencia artificial que se nutre también de propuestas filosóficas. Merleau-Ponty a través de la fenomenología existencialista cree que nuestra inteligencia se fundamenta en los mismos mecanismos que facilitan nuestra percepción y motricidad corporal. Nuestra inteligencia depende de órganos sensoriales y un cuerpo que se mueve e interactúa con el mundo para poder desarrollar la capacidad de aprendizaje que es la que nutre nuestro cuerpo. Según estas nuevas teorías los nuevos robots necesitarías órganos sensoriales a través de sensores y cámaras más un cuerpo móvil para que pudiera interactuar con su  entorno y aprender de él.

Rodney Brooks cree que si nos fijamos en nuestro entorno y en nosotros mismos hallaremos las claves para entender mejor lo que es la inteligencia. El entorno para él es como la gasolina que aviva la llama de nuestro entendimiento. Tenemos que avivar esa llama en las máquinas para volverlas inteligentes. Una vez resuelto el plano teórico, se daría un paso de gigante en la creación de inteligencia artificial.

                                                                                      Por Adrián Moros (@adrixtercio)

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Estudiante de filosofía y eterno aprendiz de mi mismo. Redactor, escritor, creador y soñador empedernido.

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