María Sierra: «¿Qué no hemos sido capaces de hacer para que alguien no se sienta parte de la sociedad?»
María Luisa Sierra es licenciada en Filología inglesa y doctora en Educación Internacional Superior por la Universidad de Minnesota, ahora dirige un grupo de investigación sobre migraciones en la Universidad de San Jorge de Zaragoza.
-¿En qué consiste su grupo de investigación?
-El grupo de Investigación se llama ‘Migraciones, Interculturalidad y Desarrollo Humano’. Investigamos diferentes áreas, pero todas centradas en las migraciones. Acabamos de terminar un proyecto de Funcas, de la Fundación de Cajas de Ahorros, sobre políticas de integración que se publicará en breve. También hemos terminado hace poquito un Marie Curie en el que investigamos sobre migraciones y cambio climático.
-Para ello os desplazásteis por Marruecos
-Había dos universidades marroquíes dentro del proyecto, la Universidad de Casa Blanca Hassan II y la Universidad de Marrakech nos acogieron. Entrevistamos a migrantes y refugiados menores no acompañados.
-¿Qué conclusiones obtuvisteis?
-Vemos una relación entre el cambio climático y las migraciones. Hay múltiples causas por las que una persona comienza a migrar, pero sí que encontramos ese pequeño punto en nuestro últimos resultados. Los nietos de los que empezaron a migrar nos contaron que al principio sus antepasados se desplazaron de zonas rurales a la ciudad, en el caso de los refugiados, la mayoría del Togo o Costa de Marfil, migran a la ciudad, pero los accidentes y catástrofes naturales favoreció el empobrecimiento de esas personas y por lo tanto que emigraran. Si nos centramos en los inmigrantes de Marruecos si que hemos visto un problema del agua. Teníamos testimonios escalofriantes de cómo gente ahora tienen que cavar 80 metros para obtener agua, algo que antes no tenían que hacer.
-¿Cómo se establecen las clasificaciones de migrantes?
-Los migrantes climáticos no están reconocidos como tales. Nos hemos reunidos con Naciones Unidas y con el OIM y dicen que hay mucha presión social sobre todo de las ONGs para que empiecen a reconocerse, pero no creen que se dé porque los Estados no se querrán comprometer a reconocer a los refugiados climáticos.
-¿Y cuál es el proceso de reconocimiento como refugiado?
-Para que una persona migrante sea reconocida como refugiado pasa unas entrevistas, y unas pruebas que hace Naciones Unidas en sus diferentes sedes por el mundo. Desde Marruecos estás en Casa Blanca; ellos entrevistan y hacen unos test psicológicos que evalúan para determinar si una persona puede pasar por el estatus de refugiado o no. La mayoría de personas que vienen de zonas de conflictos no suelen tener problemas para ser reconocidos como tal. En estos momentos hay mucha gente que incluso por temas de orientación sexual, por ejemplo Malienses con amenaza de muerte, están obteniendo el reconocimiento de refugiados.
-Hablemos de las sociedades receptoras de migrantes ¿con qué categorías se analiza?
-En la teoría hay tres sociedades: La asimilacionista, la multicultural y la intercultural. Evidentemente nuestro estudio analiza que las sociedades no son puramente como la teoría. Pero sí hay países que cumplen casi todos los patrones. Por ejemplo, Estados Unidos y Francia correspondería a una sociedad asimilacionista. Gran Bretaña a una sociedad multicultural y un claro ejemplo de una sociedad intercultural sería Canadá.
-¿Europa?
Después de todos los hechos que han ocurrido como el terrorismo, Europa está tendiendo a tener unas políticas cada vez más asimilacionistas. Si bien es cierto que hubo países que en un principio comenzaron a ser bastante interculturales, ese patrón se está transformando.
-¿En qué se caracterizan estas tres sociedades?
-En la sociedad asimilacionista tienes que adoptar las costumbres de esa sociedad, jurar lealtad a la bandera, celebrar las mismas fiestas… Una consecuencia clara es la formación de guetos y zonas específicas donde se congregan distintas personas de una misma nacionalidad. Se espera que tú seas el agente que tiene que integrarse y es tú labor y función. Por otro lado la sociedad multicultural acepta la diversidad. Reino Unido tiene una característica especial igual que Holanda por temas de la Mancomunidad de Naciones que aceptan esa diversidad. No obstante, no se relacionan ni se mezclan. Y por último, está la sociedad intercultural como la canadiense en la que están más que encantados de tener a gente de diferentes culturas. Una clara demostración de esto es su ministra de Instituciones Democráticas, Maryam Monsef, refugiada. Celebran la diversidad como una riqueza y no como un problema. Las sociedades interculturales tiene una calle de doble vía, los psicólogos dicen que el que llega nuevo a un lugar tiene que hacer un esfuerzo por integrarse, pero la sociedad debe hacer un esfuerzo por facilitar esa integración. Mientras que en las asimilacionistas es una calle de una dirección, si no la sigues, estás fuera.
-¿A qué conclusiones habéis llegado tras estudiar las distintas medidas de integración en los países europeos?
-No evaluamos si funcionan o no, pero sí hemos hecho un ranking de qué países de acuerdo a Educación, ciudadanía, trabajo, desempleo o acceso a vivienda, entre otros, A través de unos indicadores con índices de Eurostat. Hemos visto si la población realmente llegan a tener lo que se considera básica para una integración y nos hemos dado cuenta de que hay países que quizá llevan mucha fama y no es tanto como se predica. Hay otros países como España en que evidentemente hay claros puntos a trabajar como es la educación, con un gran abandono de estudiantes inmigrantes.
-¿Podría citar ejemplos de «esos países europeos que no son como predican»?
-Suecia y Bélgica. Tiene muy malos resultados. Al conseguir esos resultados empiezas a comprender por qué al cabo de unos años ocurren ciertas cosas. Recuerdo el primer atentado en París, tenía una alumna cuya prima murió en uno de los tiroteos por lo que tenía que irse. ¿Cómo enseñas comunicación intercultural una vez que ha pasado eso de una manera tan cercana? Les planteé a mis alumnos pensar, evidentemente en contra total de la violencia, ¿Qué no hemos sido capaces de hacer para que alguien que ha nacido en nuestro país no se sienta parte de la sociedad? Ahí es donde estaría nuestra reflexión personal.
-A todo esto y como educadora, ¿debería cambiar el modelo de educación?
-Creo que la educación debe educar a ciudadanos globales, ya que vivimos en una sociedad globalizada con unos derechos y unos deberes y para ello tenemos que hacer unas asignaturas que estén globalizadas no que sean locales. Creo que la educación docente de primaria y secundaria es fundamental. De ahí el proyecto LIFE en el que estamos, en el cual pues se está analizando cómo una asignatura como religión puede favorecer la interculturalidad; el conocimiento de otras culturas nos ayuda a comprender y respetar las diferencias. La escuela es un contexto ideal para favorecer la integración.
-Sobre integración se ha estudiado mucho y se mide por fases ¿cuáles son?
-Son los tres estados que pasa cualquier persona que va a vivir a otra cultura. La primera etapa es la ‘Luna de miel’, es como un mes o mes y medio en el cual piensas que tu piensas que todo es maravilloso y fantástico. Luego está la fase del ‘choque cultural’, es la etapa más larga y es cuando empiezan a derrumbarse todas las expectativas que tenías.Y luego está ‘la salida del choque cultural’.
-…se habla incluso de que se puede durar hasta dos años en el ‘choque cultural’.
-Sí. Se suele medir hasta el momento en el que tienes amigos locales, ese sería un buen barómetro. Luego está la salida del choque cultural.
-¿Es posible que un hijo de inmigrantes pueda heredar el choque cultural aunque haya nacido en ese país?
-Sí, ten en cuenta que este término se ha trabajado en Estados Unidos donde se habla de los «Third Culture Kids» o «niños de terceras culturas», los cuales son niños que se tienen que mover entre diferentes culturas. ¿Cómo manejas esa diversidad? ¿Cómo aprecias su riqueza? Pues para eso es fundamental la formación de los docentes, que sean capaces de identificarlos y sacar su potencial. Barak Obama era un «Third Culture Kid» y todos sus asesores durante su presidencia se encargaron de potenciar esta diferencia porque una vez has pasado esa transición tan difícil tienes una visión que mucha gente de una sola cultura no tiene y eso en realidad es una riqueza. Tu cerebro está configurado de una manera diferente que una persona con un solo idioma y una cultura no tiene.
-¿Alhunas recomendaciones para las instituciones?
-Mi recomendaciones a las instituciones públicas o privadas es que deben potenciar más la investigación, que la interculturalidad no tiene que verse como un problema sino como una riqueza en potencia; la cuestión es qué hacer con esa riqueza y cómo hacerlo. Hay que favorecer a través de la educación y el trabajo a que esa educación sea igual en cuestión de términos.
-¿Y para los que vienen?
-Hay que salir de la zona de confort. Que recuerden cual fue el objetivo al ir a un sitio. No es fácil, yo lo he vivido fuera y sé lo difícil que es. Pero la riqueza que ganas no tiene un valor económico y no tiene precio de ninguna manera.
Flor Medina (@Fsilvestre5)
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