Reconstruyendo lazos sociales
Hablamos con Jesús Sandín de la Vega, responsable y coordinador del programa para personas sin hogar en la asociación madrileña Solidarios.
Hace más de 22 años que Solidarios, una asociación que tiene como uno de sus objetivos luchar contra la exclusión social con su programa de personas sin hogar, consigue llegar a esa realidad social invisible para muchos, pero presente y dura para las más de 500 personas que en Madrid la padecen.
Desde Solidarios entienden que la solución está en ofrecer la posibilidad de participar en la construcción del modelo de convivencia porque “aquellos que se encuentran excluidos de la sociedad tienen más dificultades para acceder al sistema de salud, para ejercer una serie de derechos o para asumir responsabilidades”, explica Jesús Sandín de la Vega, responsable y coordinador del programa.
Esa es la diferencia. Esta asociación no entiende la exclusión por los factores de riesgo o por las consecuencias directas, sino como un fallo en el modelo de convivencia que hace que determinadas personas, por una u otra situación, queden excluidas. Solidarios combate esto con el voluntariado y la capacidad que cada persona tiene para cambiar, o al menos intentarlo, y convertir la exclusión en inclusión.

Algunos voluntarios de la Asociación en un encuentro en 2016 (Foto: Solidarios)
Las personas sin hogar no son el único grupo con los que trabajan desde Solidarios. Todos los colectivos a los que prestan ayuda se caracterizan por tener una relación y capacidad de participación social muy restringida. Trabajan con población reclusa, personas mayores, sin hogar y con enfermedades mentales, y, en todos los casos, las relaciones sociales se limitan a un mínimo espacio. “Gracias al voluntario, donde lo más importante es aportar tiempo y ganas de estar con los demás, ese espacio social se abre y se diversifica”, asegura el coordinador de Personas sin hogar. Con ese vínculo social ya creado, se forma una relación afectiva que se intenta sostener en el tiempo para poder desarrollar, dentro de esa misma unión, procesos de cambio. “Lo fundamental es reconstruir los lazos de confianza, la autoestima, la motivación, y, sobre todo, paliar la soledad. Es importante que la otra persona tenga en su conciencia que para alguien en el mundo es importante”, explica Jesús.
Una historia que comenzó gracias a un grupo de personas que no comprendían la situación social que veían cada día y que, dentro de sus posibilidades, intentaron remediar las necesidades concretas de las personas sin hogar. A partir de ahí surgió un proceso de reflexión para poder entender por qué esas personas se encuentran en esa determinada situación y comprender que la solución pasa por prevenir que se llegue al extremo de la calle, y, sin duda, por la creación de una red integral y coordinada para aportar una ayuda sólida y beneficiosa.
La labor del voluntariado es doble: crear la relación de vínculo con la persona que está en la calle y trasladar esa realidad a los vecinos para crear conciencia social. Una realidad que está integrada y tolerada por todos los individuos pero que, a la vez, son ellos los que lo pueden erradicar, siempre y cuando se posicione como un problema primordial que necesita de una rápida, eficaz y verdadera solución.
La forma de actuar es sencilla. Existe una estructura de siete rutas que se hacen cuatro días a la semana, de lunes a jueves donde cada voluntario se compromete a acudir un día a la semana durante cuatro horas. Lo que se busca es entablar una conversación con la persona sin hogar para evadirse de la rutina y tratar temas extrapolables al día a día. Devolver y reconstruir las relaciones sociales que se pierden cuando una persona llega a la calle.
“Desde Solidarios apostamos por la acción, pero también por la formación del voluntariado porque las personas sin hogar son el resultado del fracaso del sistema de protección social”, asegura Jesús. Para cambiar esta realidad es importante la toma de conciencia del voluntariado y el compromiso de transmisión del mensaje para que la sociedad, la misma que construye el modelo de convivencia, sea capaz de erradicar la exclusión y reconstruir la inclusión social con las relaciones y las comunicaciones con todos y cada uno de los individuos.
Por Celia García-Ceca (@CeliaCeca)
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