Ética, pasión y compromiso para crear un producto sostenible
Hemper es una marca tan joven como sus fundadores. Con 10 meses en marcha y unos responsables que apenas superan los 20 años, se ha convertido en un ejemplo de proyecto inteligente. Es solidario, sostenible y apasionado y todo en una mochila. Hablamos con María Álvarez, una de sus fundadoras, para adentrarnos en la esencia de esta iniciativa empresarial.
Las mochilas Hemper son estéticas a la vista, mantienen un tono arenoso y el estilo fresco y juvenil de quienes las presiden. Lo que las hace aún más especial es su origen. Son fabricadas en Nepal por un grupo de mujeres en riesgo de exclusión social, sus materiales se obtienen del cáñamo y el algodón y su precio es tal cual su valor. De modo que los fabricantes obtienen una retribución justa por su esfuerzo. Quizá este producto no estuviera si no fuera por un viaje a Nepal para ayudar a los afectados del terremoto que devastó el país en 2015.
– ¿Cómo es que decides irte a Nepal? ¿Qué historias conociste y cómo te afectaron?
– Decidí ir a Nepal porque unos muy buenos amigos (mis actuales compañeros de trabajo en Hemper) habían ido el año del terremoto y volvieron enamorados del país y de la gente. Yo nunca había viajado a Asia, pero su forma de hablar de Nepal sentí que iba a ser una experiencia maravillosa y no me equivocaba. Estuve trabajando como cooperante en un proyecto independiente que montaron estos amigos, todos de mi edad. Estuvimos construyendo unos huertos ecológicos para la autofinanciación y autoabastecimiento de una pequeña ONG local que tiene una escuela donde se imparten clases a peques de familias muy desfavorecidas, donde también estuve dando clases de inglés. El mes y medio que pasé me dio para vivir tantísimas historias que jamás sería capaz de responder en una sola entrevista: gente maravillosa humilde pero altruista que nos lo dio todo sin tener nada, aventuras por las fronteras del Himalaya, hacer auto-stops de vuelta a casa y acabar haciendo amistades que nunca olvidaré. Sin duda me cambió la forma de ver en el mundo y de relacionarme con él.
– Hablemos de Hemper, ¿cómo funciona?
– Desde el primer momento lo que nos unía a parte de la conexión con Nepal era el hecho de crear una marca que tuviera los valores y principios de aquellas que nos inspiran como patagonia. Estos valores se basan en una tener producción responsable y un producto de calidad. Lo que para nosotros significa una reducción del impacto medio ambiental casi a 0 en la producción, el respeto por los derechos humanos, y la rentabilidad económica. Gracias a la forma de producir el cáñamo y sus propiedades tenemos una base del respeto al medio ambiente, con muchas cosas por hacer, ya que nuestro impacto todavía no es 0,pero es un comienzo. Y para la producción de mochilas trabajamos con un proyecto pequeñito de reinsercción de familias en riesgo de exclusión social y laboral que son las que llevan toda nuestra cadena de producción: la comunidad realiza el procesamiento del cáñamo a fibras textil, la confección de telas y la fabricación de la mochila en sí. Desde hemos tenido super claro que hay que apostar por la producción completa en Nepal utilizando sus materiales y técnicas aunque sea más difícil por la diferencia cultural y la comunicación. Ya que la única manera de contribuir a su desarrollo económico es la generación de empleo y no solo eso sino que con esto también contribuimos a la recuperación de la tradición textil.
-¿Qué puede aportar esta marca?
– Gracias a la compra de mochilas en españa conseguimos cada día empoderar y dignificar a las familias en riesgo de exclusión social que las fabrican. Recuperamos la tradición artesana y cultura de Nepal que muchas veces se ve aniquilada por la globalización y la cultura occidental y sobre todo ahorramos dos euros de cada mochila para reinvertirlo en educación para los trabajadores, mejores condiciones y junto con nuestros productores construir la fábrica de referencia en Nepal. Hemper también nace con el objetivo de concienciar a los jóvenes como nosotros de varias cosas. En primer lugar, romper los estereotipos que todavía hoy rodean a los productos ecofriendly, demostrando que SÍ se puede crear una marca de moda joven y desenfadada respetando los derechos humanos y respetando el medioambiente; y por otro lado queremos inspirar a los jóvenes a unirse al cambio y a luchar por un mundo más justo y sostenible, y conseguirlo trabajando y siendo sostenibles económicamente.
-Háblame del precio de las mochilas
– Acostumbrados al boom de los productos lowcost, me da la sensación de que hoy en día se le da más importancia al PRECIO de algo por encima de su VALOR real. Nuestros precios, a pesar de que son bastante competitivos debido al poco margen que tenemos nosotros, son los que son para garantizar de que todo su proceso de fabricación lleva la ética por delante. Para que exista el comercio justo, los sueldos dignos, los productos de calidad y que al mismo tiempo exista una rentabilidad económica, debemos acostumbrarnos a ver los precios de las cosas con otros ojos.
-¿Cómo se distribuyen las ganancias?
– Hasta ahora hemos trabajado de forma no remunerada aún con todo el dinero que hemos invertido cada uno, ya que hemos empleado todas las ganancias en reinvertir en la empresa en forma de pedidos más grandes, marketing online y offline… toda start-up necesita hacer ese esfuerzo económico previo para poder sacar adelante un proyecto.
-¿Con qué apoyos habéis contado para crear vuestra empresa?
– Desde el primer momento ha sido un proyecto muy independiente, sin financiación ni ayuda externa. Solemos recalcar que ni siquiera nosotros somos expertos en nada, solo somos estudiantes muy creativos que hemos creado muy buen equipo y eso nos ha hecho avanzar. Aunque es cierto que no hemos recibido ayuda directa de nadie, nos hemos sabido rodear de gente muy interesante del sector que nos han apoyado a nivel personal resolviéndonos dudas y aconsejándonos cuando lo necesitábamos, pero siempre a partir de nuestra iniciativa. Los seis somos muy inquietos con lo que la base de todo ha sido el

Fuente: Hemper.com
-¿Qué habéis conseguido?
– Hemper se constituyó en octubre y desde entonces no hemos parado de superar obstáculos, aprender, crecer hasta hoy que estamos aquí hablando. Desde entonces hemos comprado más de 3500 mochilas a Nepal, las cuales ya están en espaldas de muchos jóvenes españoles. Hemos dado muchas charlas y el pensar que hemos podido inspirar al menos a una sola persona a montar su propio proyecto y a creer en sus propias capacidades, ya nos hace enormemente felices.
-¿Hacia dónde van vuestros siguientes pasos?
– Todavía nos quedan muchos obstáculos que superar y todavía nos queda mucho que aprender y mucho trabajo por hacer a nivel social en Nepal. Ahora que nos hemos ya construido un huequito a nivel panorama comercial español, queremos centrarnos en Nepal y como seguir mejorando las condiciones de nuestras trabajadoras, por eso vamos a pasar todo el verano allí conviviendo con ellas para saber a ciencia cierta qué necesidades todavía no hemos cubierto o qué cosas debemos mejorar.
– ¿Qué has aprendido de los nepalíes?
– Una de las razones por las cuales nos enamoró Nepal, es la gente. Los nepalíes son muy hospitalarios, nos han acogido en sus casas y se han abierto con nosotros derribando cualquier frontera cultural. Aunque suene muy típico, nos han enseñado a valorar muchas cosas que tenemos y a restarle importancia a las cosas que no la tienen. Es gente pacífica, afable y muy cercana, aunque a veces hay que andar detrás de ellos, pero forma parte de su encanto. Allí tenemos amigos que sabemos que tendremos para siempre.

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