La palabra, nuestra arma

La palabra es  posiblemente nuestro tesoro más preciado. Con ella podemos infligir dolor o dicha. Hacer llorar o sonreír. Salir de situaciones embarazosas de forma airosa o acabar en ellas.

La palabra es  posiblemente nuestro tesoro más preciado. Con ella podemos infligir dolor o dicha. Hacer llorar o sonreír. Salir de situaciones embarazosas de forma airosa o acabar en ellas.

En nuestras sociedades se ha olvidado el valor de la palabra, y se ha dejado de enseñar en las escuelas. Aprendemos matemáticas, física, química, lógica pero no nos enseñan a expresar nuestras opiniones o nuestros sentimientos. No nos enseñan a debatir a discutir o a cuestionar. Si queremos aprender a expresarnos debemos hacerlo por nuestra cuenta.

1304582839_4f620acf01_b

Las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea tampoco ayudan precisamente a fomentar el uso de la palabra porque muchas veces sustituimos una buena conversación por mensajes instantáneos. Dejamos de expresar lo que sentimos con palabras y los sustituimos con emojis porque resulta más cómodo. Perdemos capacidad de expresión y comunicación y esto puede resultar peligroso.

La importancia de la palabra ya la tenían clara los sofistas.

En la Atenas clásica se inauguraba la democracia participativa, en la que algunas capas sociales que hasta entonces se les había negado el acceso a la política, ahora podían participar en ella y esto, requería aprender a expresarse en público y de forma correcta.

Los sofistas eran como mercenarios pero con la diferencia de que llevaban sandalias, toga y no vendían su espada, sino técnicas para aprender a discutir. Muchos enseñaban a comerciantes que se habían enriquecido y que querían aprender a expresarse mejor para poder rivalizar en las discusiones con el manejo hábil que los nobles tenían de la palabra. Esta se utilizaba para derrotar al oponente en una discusión y así convencer a los demás de nuestras tesis. Se buscaba la contradicción y las preguntas retóricas que llevasen al oponente en el intento de defender sus tesis hasta el absurdo.

Discourse-into-the-night

Los sofistas eran despreciados por algunos nobles por cobrar por sus enseñanzas y por enseñar a defender posturas contrarias. Viajaban por toda Grecia ofreciendo sus enseñanzas y procedían de muchos lugares distintos como Persia, Atenas o Egipto. Muchos de ellos eran eruditos que vendían sus servicios como profesor para ganarse la vida.

Los sofistas ayudaron a fomentar la democracia mediante el uso de la palabra. Creían en el Kairos (el tiempo) como fuerza viva que permitía el cambio de las cosas. Creían en una realidad cambiante. La realidad varía y por lo tanto, la verdad deja de ser fija e inmutable. La única verdad es que la realidad cambia y las sociedades también cambian y se adaptan a esa realidad variante.

Para los sofistas las personas somos distintas y esto significa asumir que una misma realidad puede ser vista de forma distinta. Niegan la objetividad y defienden que cada cultura debe de tener sus propias leyes. El sujeto es influido por la cultura en la que vive y por lo tanto creen que la educación y la palabra son los moldeadores de las personas. A través de la palabra y la educación nos construimos a nosotros y a nuestra sociedad.

La palabra pasa a ser el eje central con el que nos construimos a nosotros mismos y a nuestras sociedades.

La filosofía entre uno de sus deberes, debe recordarnos la importancia que tienen las palabras y lo necesario que es dominarlas bien para evitar que otros nos puedan imponer modelos sociales crueles y podamos frenarlos.

                                                                                                                          Por Adrián Moros

About Adrian Moros (90 Articles)
Estudiante de filosofía y eterno aprendiz de mi mismo. Redactor, escritor, creador y soñador empedernido.

3 Trackbacks / Pingbacks

  1. La palabra, nuestra arma – Gabi Pedagoga
  2. Gabi Pedagoga
  3. Sócrates, ¿Clasista y oligarca?

Deja un comentario

Descubre más desde

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo