‘Economía circular’, el adiós al producir, usar y tirar
En un espacio de Agbogbloshie, un barrio de Acra (Ghana), se amontonan toneladas de tecnología defectuosa u obsoleta. Miles de carcasas de televisiones, lavadoras, móviles o neveras provenientes de Europa y EUA. Es un vertedero, uno de muchos. De allí, solo una minúscula parte tendrá una nueva vida, el resto está condenado a convertirse en humo tóxico, o residuos problemáticos para el ecosistema del país africano. Así funciona la economía lineal e imperante, producir, usar y tirar. Pero, ¿podría haber un sistema mejor?
Sí, o al menos eso creen los que defienden ‘la economía circular’. Este modelo se basa en sacar el mayor rendimiento posible a los materiales y productos para reducir los residuos que provocan. La ‘economía circular’ es un concepto que se remonta a los años 70, no obstante, es ahora cuando ha cobrado valor. Esta idea se define con la ‘múlti-R’, es decir, Repensar, Rediseñar, Refabricar, Reparar, Redistribuir, Reducir, Reutilizar y Reciclar. El objetivo es que cada proceso sea cíclico para así obtener ‘cero residuos’ y crear un sistema sostenible.

Fotograma de la explicación visual de la Economía lineal, completo aquí.
Las constantes evidencias del calentamiento global han propiciado que los distintos gobiernos europeos esta iniciativa a sus respectivas agendas políticas. De hecho, desde 2010 es parte de la ‘Estrategia Europa 2020’ para el crecimiento y el empleo. Se pretende que para 2020 sean reutilizables el 50% de los residuos que genera la Unión Europea.
Pongamos de ejemplo una botella de plástico cualquiera. Para que la producción de este producto sea cíclica, se invertiría en embaces de otros materiales que se puedan degradar con mayor facilidad, a diferencia de los embaces plásticos que pueden tardar hasta 100 años en consumirse.
Otro ejemplo es un teléfono móvil. Una de las propuestas existentes es que en vez de tirar el modelo por el daño de una pieza o porque se ha quedado obsoleto, el cliente pueda devolver su teléfono a la empresa que lo creó para que esta lo arregle o mejore con las nuevas opciones del mercado. De esta manera, el cliente podrá tener siempre un móvil actual y reparable.
Obstáculos
A pesar de las enormes ventajas que plantea el proyecto, no se ha aplicado de manera masiva. Como señaló el empresario Freek Van Eijk durante el Foro Springtif 2015 sobre sostenibilidad existen cuatro barreras principales.
En primer lugar, las barreas políticas y de regulación. No todos los gobiernos han dado por válido este planteamiento económico e impulsarlo requiere cambios importantes de normas y acuerdos. También están las barreras de aceptación cultural y las de acceso a la financiación necesarias para impulsar proyectos de este tipo. Y por último están las barreras tecnológicas y en las infraestructuras. Convertir todo un sistema lineal a circular requiere de nuevos espacios en los que se reutilicen y refinen los materiales.
Futuro
Pese a la falta de conocimiento y apoyo gubernamental, existen numerosas empresas que apuestan por la economía circular. Vigga es un ejemplo, diseña ropa orgánica para bebés. Tras abonar una mensualidad, el cliente tiene a su disposición 20 piezas de ropa de la talla que necesita hasta que ya no la necesita. Una vez devuelta, recibe un pack con ropa de una talla nueva. Una misma prenda es usada por 5 niños distintos. Otro ejemplo es Drivy. Esta plataforma permite alquilar coches particulares a través de internet, algo similiar a la plataforma de alquiler de bicicletas. Otro ejemplo es Ecoalf, esta empresa madrileña recupera la basura plástica que abunda en el Mediterráneo y la transforma en prendas de calidad. Poco a poco, la economía circular gana terreno, todavía faltan muchos cambios, pero ya es una realidad.
Por Flor Medina (@Fsilvestre5)
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