Cansancio, fatiga y agotamiento ¿qué son y cómo vencerlos?

Estos tres estados son los que sufrimos normalmente y de manera diaria, unos más y otros menos; y los utilizamos para expresarnos, sin saber exactamente bien su significado, en qué casos utilizarlos y en qué no. Por lo tanto, es fundamental conocer qué es lo que sufrimos y a partir de allí, llevar a cabo las diversas recomendaciones.

Vamos a ir explicando del estado más leve a más moderado que incluso a veces puede ser grave, o dicho de otra manera, de un estado fisiológico a uno patológico.

El cansancio es un estado natural. Como concepto se puede utilizar en situaciones en las que dedicamos mucho esfuerzo hasta ver que no podemos más, pero si paramos un poco y descansamos recuperamos esa fuerza o energía, ya que existe una reserva. Nuestro cuerpo es capaz de producir señales de alarma que tenemos que aprender a conocer e interpretar, indicándonos que algo funciona mal o no funciona. En este caso sentimos debilidad muscular, impaciencia, nerviosismo y experimentamos olvidos.

La fatiga es un cansancio, pero sin descanso; son las situaciones en las que estamos cansados pero decidimos continuar con nuestro trabajo, a lo que llamamos entonces cansancio prolongado. En esta situación se experimenta ansiedad, dificultad para dormir y concentrarse, mayor sensibilidad al entorno tal como la luz o el ruido acústico.

El agotamiento va más allá de la fatiga. Es la situación en la que no podemos continuar porque nuestro cuerpo se alarma y nos produce síntomas que nos dificultan hasta el propio descanso; en este caso se aumenta la frecuencia cardíaca y respiratoria, se dan sentimientos de confusión parecida al delirio, alteración emocional, etc. En definitiva, el agotamiento, es el mayor grado de deterioro, que no nos permite seguir a delante, y si se persiste en esta actitud se puede llegar, en ocasiones, hasta producir la muerte.

El cansancio, la fatiga y el agotamiento, no solo se ven acondicionados por el extremo esfuerzo, sino también por la alimentación que llevamos y los hábitos de descanso, que nos dan en mayor o menor medida la energía eficiente que requerimos. Además, estos tres estados pueden ser los primeros síntomas de enfermedades crónicas, tal como la depresión o la diabetes entre otras. Si se tiene cualquier sospecha, consultar con el farmacéutico o médico.

Para vencer estos estados, os presento una serie de recomendaciones:

Reducir el consumo de bebidas estimulantes y del chocolate, que aunque parezca que producen un alivio momentáneo, su consumo abundante agrava este problema. Advertencia ante las bebidas energéticas, que tienen efectos secundarios que nos conducen al agotamiento repentino.

Incorporar a nuestra dieta la avena y el germen de trigo. Este último cuenta con nutrientes tonificantes como el octocosanol que aumenta la resistencia a la fatiga.

Buena hidratación, entre 1 y 2 litros de agua diarios.

Frutas, verduras y frutos secos en general, como la uva que es rica en azúcares y vitaminas, el albaricoque rico en hierro que tonifica el metabolismo y el sistema nervioso, el sésamo que es rico en vitaminas, minerales y oligoelementos, además de facilitar el aprovechamiento de los nutrientes de otros alimentos, etc.

– Por otro lado, hay una gran gama de complejos vitamínicos para suplir las carencias de nuestra alimentación. Siempre debemos pedir consejo farmacéutico para elegir las más adecuadas y que no tengan contraindicaciones con nuestra situación particular.

Por último, mantener un estado óptimo físico, emocional y mental. Se recomienda dormir entre 7 y 8 horas diarias en adultos según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Por Samar Douh

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