Amanda Figueras: «El terrorismo no tiene religión»
Flor Medina /Ahora más que nunca, es importante reivindicar el derecho a la libertad de expresión. Pero ¿Todo vale a la hora de ejercer este derecho? ¿Realmente estamos informados sobre el terrorismo? ¿Es correcto decir ‘yihadista’? Hemos tenido la oportunidad de hablar con Amanda Figueras, periodista que en estos momentos reside en El Cairo, para conocer nuevos enfoques sobre el tema arraigado tras la masacre en el medio francés el pasado 7 de enero.
La experiencia de Amanda en la comunicación ha pasado por editoriales y webs como la de El Mundo. Su línea temática se centra en las relaciones exteriores e Islam. Además participa e informa en La Alianza de Civilizaciones de la ONU, iniciativa impulsada en 2004 y cuyo fin es favorecer el diálogo y la cooperación entre diferentes culturas y civilizaciones.
“Los terroristas tienen secuestrada la voz de la mayoría de los musulmanes.”- Amanda Figueras
Tras la masacre el pasado 7 de enero en la redacción del semanario francés Charlie Hebdo, los medios de todo el mundo han dado cobertura sobre el suceso. ¿Considera adecuado el enfoque que se ha hecho sobre la problemática del terrorismo yihadista en Europa?
– Es una pregunta demasiado amplia. Si hablamos en términos de generalidad, hay errores comunes que repiten la mayoría de los medios. Por ejemplo, adjudican el adjetivo ‘islámico’ a ataques terroristas, creyéndose los argumentos de los terroristas. El terrorismo no tiene religión, el problema es que hay editores y líneas editoriales en los que esto no está tan claro cuando se trata del islam.
El mismo término ‘yihad’ tampoco debería ser utilizado, aunque quepa bien a la hora de escribir un titular. ‘Yihad’ significa esfuerzo, hay varios tipos de ‘yihad’ pero nunca jamás uno de ellos sería matar inocentes, como ha sucedido en París. En mi opinión, si convenimos que el terrorismo no tiene religión, tampoco deberíamos usar esta palabra.
Y sucede además que no suele haber periodistas musulmanes, al menos en medios españoles, lo que enriquecería a las redacciones; y que casi siempre se habla de ellos pero sin hablar con ellos.
Todo esto sin olvidar que aproximadamente el 95% de las noticias sobre ‘musulmanes’ son sobre la vestimenta de las mujeres; las fotos para ilustrar temas de ‘musulmanes’ suelen ser bien de mujeres con velo o bien de hombres rezando, nunca vemos mujeres rezando porque pareciera que sólo interesa de ellas lo que se ponen encima. No se publican historias de éxito de musulmanes y sólo se destaca que lo son en el caso de informaciones negativas. Además, se asocia el islam sólo con la comunidad inmigrante, excluyendo por completo a los musulmanes europeos. En general, la cobertura de los asuntos de la comunidad islámica es pésima.
¿Considera que los medios tienen algún tipo de responsabilidad sobre las posibles reacciones de las personas que reciben la información?
– Creo que los detalles terminológicos no son nimios, las palabras moldean nuestra manera de ver el mundo y son el resultado de ella. Los medios deben usar su poder de manera responsable, aunque a veces sea complicado establecer el equilibrio entre el deber y la necesidad de ganar dinero -como empresas que son-. No obstante, cada cual es responsable de sus acciones. No debemos culpar a terceros.
Charlie Hebdo es bien conocido por su sarcasmo y humor ácido, en 2011 fue víctima de un ataque tras publicar imágenes en las que ridiculizaba a Mahoma. Ellos afirmaban que sus viñetas solo era una manera de contar y hacer crítica. Sin embargo, también había opiniones que tachaban los dibujos como un ataque a la religión de los musulmanes. En este caso, la libertad de expresión pone en riesgo la estabilidad y seguridad de Francia ante ataques de grupos extremistas. Como periodista, ¿Tiene límites la libertad de expresión? ¿Hasta qué punto la libertad de expresión debe superponerse sobre los demás derechos como es el derecho a la libertad de religión?
– Cada país, en Europa al menos, tiene una legislación al respecto. El asunto es dónde establecer la barrera entre salvaguardar la libertad de expresión y proteger el derecho al honor o la libertad religiosa. Ambos son igual de importantes para mí.
El debate se reabre ahora, en plena crispación por los ataques terroristas. Si antes había un gran espectro de la población equidistante de los radicalismos, ahora cada vez más se mueven hacia los extremos. Parece que o bien estás a favor de la libertad total para publicar lo que se quiera, o bien estás en contra y estimas necesario algún tipo de límite, y entonces es que apoyas de alguna manera las ideas que han motivado el ataque de París.
La lección que deberíamos sacar es que hay que trabajar -más y mejor- para frenar estos movimientos hacia los extremos.
¿Considera que existe una especie de parcialidad cuando se critican temas tan delicados como es la religión?
– Hay un gran problema de base y es que parecemos empeñados en mirar el mundo de manera dicotómica, o conmigo o contra mí. Borramos lo hecho juntos, olvidamos lo que nos une para centrarnos en cómo imponernos sobre el otro. Hay mucha gente trabajando para cambiarlo, como mi grupo de compañeros del programa de Alianza de Civilizaciones de la ONU. Cada ataque terrorista nos lo pone más difícil, pero a la vez nos da la oportunidad de alzar la voz.
Miembros y organizaciones musulmanas han manifestado su rechazo absoluto ante los hechos sucedidos en Charlie Hebdo – y otros más que han estado sucediendo a lo largo de estos meses tras el recrudecimiento de grupos extremistas–. No obstante, hay quien achaca todo esto al Islam y a los musulmanes. Ejemplos claros se aprecian en Alemania con Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pégida) o el Frente Nacional de Francia. ¿Es cierto esto? ¿Qué tan víctima son los musulmanes de los grupos terroristas?
– Los terroristas que dicen atacar en nombre del islam son uno de los mayores enemigos del islam. Por mucho que los musulmanes digamos que el islam no tiene nada que ver con eso, una acción suya basta para callarnos. Los terroristas tienen secuestrada la voz de la mayoría de los musulmanes. Y el problema es que sólo a ellos parece que se les escucha. Otro de los problemas está en la comunidad islámica: tenemos que redoblar el esfuerzo por abrirnos, por darnos a conocer. Hay mezquitas que hacen jornadas de puertas abiertas. El mayor problema de la sociedad es la ignorancia.
Charlie Hebdo seguirá editando, y ahora cuenta con más apoyo, ¿Tiempos de resurgimiento para la libertad de expresión?
– No lo sé. Lo que espero es que sea tiempo para el resurgimiento del respeto hacia todos.
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